Fútbol, tenis, gimnasia rítmica, baile, dibujo… la lista de actividades extraescolares para tus hijos es muy numerosa. En casi todos los colegios, institutos y centros de educación privados podemos encontrar este tipo de complementos a la educación de los niños, que normalmente se desarrollan durante la tarde. La mayoría de los escolares de entre 4 y 16 años están apuntados a alguna actividad, que probablemente se desarrolle 1 o 2 veces por semana durante 1 hora. Aprender un deporte, desarrollar una habilidad o reforzar conocimientos en materias concretas nunca está de más y es una experiencia necesaria y muy positiva para los pequeños, pero el problema viene cuando sobrecargamos a nuestro hijo de extraescolares.
Tener que ir a demasiadas clases por las tardes puede llegar a provocar altos niveles de estrés en los más pequeños. Teniendo en cuenta que un niño pasa en el colegio una media de 6 horas, si a esto le sumamos otras 2 de extraescolares, estaríamos equiparando su rutina a la de un adulto. Lo ideal es encontrar el equilibro y prestar atención tanto a los horarios del niño como a sus preferencias a la hora de elegir las actividades extraescolares. Hasta los 7 años, con una actividad que se desarrolle dos veces por semana es suficiente, ya que más obligaciones podrían ser excesivas para su edad.
El problema es cuando algunos padres utilizan las actividades extraescolares como guardería mientras terminan su jornada laboral. En ocasiones, es porque no les queda más remedio, ya que no existe otro modo de conciliar su vida familiar con el trabajo, pero cada vez son más los niños que entran a las 7:00 de la mañana a los desayunos del colegio, tienen sus clases hasta las 14:00, comen en el comedor y a continuación tienen dos actividades extraescolares seguidas, finalizando su jornada escolar a las 18:00 de la tarde. Este es el día a día, de lunes a viernes, de casi el 45% de los menores de 16 años en España. Un niño que pasa un total de 11 horas en el colegio puede comenzar a presentar diferentes problemas de autoestima y de conducta.
Siempre que sea posible, es recomendable que los niños puedan comer en casa, con un familiar o un cuidador, aunque luego tengan que volver al colegio para ir a alguna actividad. Al igual que los adultos, los niños también necesitan desconectar del que es “su lugar de trabajo”. De este modo podemos comprobar si realmente está yendo a la actividad extraescolar que le gusta, ya que podremos ver su reacción a la hora de tener que volver al colegio. También servirá para que nuestro hijo pueda descansar y así rendir mejor en sus clases de la tarde. Intenta que siempre tenga una motivación y que la actividad que realice le guste y le haga sentir realizado. Es fácil que puedan cansarse en unas semanas de una extraescolar que acaban de comenzar, pero probablemente sea porque no es el deporte, el arte o la temática que le gusta realmente.
Una de las cosas más importantes de este tema es tener en cuenta que al niño hay que apuntarle a la actividad que a él le guste, no a aquella que les gusta a sus padres. Aunque a un padre le encante el fútbol, si el niño prefiere el tenis deberá ir a aquella clase que le motive. Es un error muy común el forzar a los niños a acudir a ciertas actividades, convirtiendo cada tarde en un momento negativo para ellos, al que acuden obligados y que en más de una ocasión supone un disgusto. Deja que tome una de sus primeras decisiones por si solo.
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