El matrimonio pocas veces es el camino de baldosas amarillas que nos presentan en los cuentos. Todo lo contrario: es un estilo de vida que requiere de esfuerzo, perseverancia e implicación. Una serie de valores que no suelen ser sencillas de mantener con el paso del tiempo. La rutina, los enfados, el resentimiento o la falta de pasión son elementos que poco a poco van afectando a la relación. Debido a ello, no es de extrañar que la tasa de divorcios actual sea elevada. Ahora bien, este procedimiento debe llevarse a cabo de forma ejemplar para evitar pérdidas de tiempo y de dinero. Un trámite que, bien encaminado, deja de lado cualquier drama o impacto emocional.

Toma la decisión en frío

Enfadarse con la pareja es algo de lo más normal. No hay por qué alarmarse si esto sucede. No obstante, muchas personas se llevan las manos a la cabeza y, en lugar de buscar la reconciliación, deciden poner fin a su matrimonio cuando las cosas están calientes. No lo hagas. De hecho, antes de divorciarse lee esto para así averiguar si efectivamente estás tomando la decisión correcta.

Por mucho que en ocasiones parezca imposible, todo en esta vida tiene una solución si se plantea de la manera adecuada. Por lo tanto, nuestro primer consejo es que reflexiones las cosas y trates de mejorar la comunicación con tu pareja. Explica los problemas que ves en el matrimonio y buscad la manera de resolverlos sin criticaros el uno al otro.

Sin embargo, es posible que nada de esto funcione y que igualmente toméis la decisión de poner final a la vida matrimonial. No pasa nada: mucha gente lo hace a diario. Una elección que, al tomarse en frío y después de tratar de solucionar las cosas en la medida de lo posible, será mucho más sencilla de asumir. Cuando se sabe que no se puede seguir, no pasa nada por abandonar.

No te dejes agobiar por cuestiones circunstanciales

Una vez hayas te hayas dado cuenta de que el único camino a seguir es el de la separación, no dejes que temas banales condicionen tu decisión. Por ejemplo, hay mucha gente que se plantea aquello de “quiero divorciarme pero no tengo dinero”. Una preocupación válida; no obstante, el dinero jamás puede ser un motivo para dejar de perseguir la felicidad.

Aunque no lo veas claro y que la comodidad que otorga la estabilidad financiera en un matrimonio te guste, es importante que apliques el sentido común. El dinero va y viene y, en estos momentos tan delicados en términos emocionales, siempre hay familiares o amistades que te tenderán la mano para que empieces de cero.

Lo mismo sucede cuando piensas que no hay una casa a la que te puedas mudar: siempre hay una solución viable para estos supuestos. Lo que no es viable es quedarse en un lugar donde sabes que no hay futuro. Donde tu vida esté pasando ante tus ojos y los momentos de alegría sean limitados. ¡Sal de ahí y lo demás ya vendrá poco a poco!

Busca abogados de familia ejemplares

En cuanto hayas comunicado a tu pareja que te quieres divorciar, os tocará poneros en marcha para buscar a los mejores abogados de familia. En portales web de referencia como Divorcieitor trabajan con profesionales de alto nivel que os ayudarán durante todo el proceso. Unos especialistas que suelen priorizar en los conocidos divorcios de mutuo acuerdo.

Si has seguido nuestros consejos anteriores, lo más probable es que el trámite se enfoque con naturalidad. Que el respeto, el agradecimiento por el tiempo compartido y el entendimiento estén presentes en la disolución del matrimonio. Esto os permitirá cumplimentar el divorcio en un margen de tres meses, abonando un pago de en torno a los 150€ por cónyuge.

Ya lo ves: divorciarse no tiene por qué ser algo dramático. Si se actúa desde cierta objetividad y se abandonan los rencores, podréis celebrar haber sido capaces de mantener el cariño hasta el final. Un final que actúa de principio para tu nueva vida, en la cual la felicidad dejará de ser una utopía.

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